Comprensión lectora Texto 1 Nombramiento Docente 2018
La mujer se
despertaba cuando todavía estaba oscuro, como si pudiera oír al sol llegando
por detrás de los márgenes de la noche. Luego, se sentaba al telar. Comenzaba
el día con una hebra clara. Era un trazo delicado del color de la luz que iba
pasando entre los hilos extendidos, mientras afuera la claridad de la mañana
dibujaba el horizonte.
Durante la
mañana, la mujer tejía un largo tapiz que no acababa nunca. Ponía en la
lanzadera gruesos hilos del algodón más cálido, y el sol se volvía demasiado
fuerte y los pétalos se desvanecían en el jardín. La artesana elegía entonces
rápidamente un hilo de plata que bordaba sobre el tejido con gruesos puntos. Al
rato, una lluvia suave llegaba hasta la ventana a saludarla.
Si durante
muchos días el viento y el frío peleaban con las hojas y espantaban los
pájaros, bastaba con que la joven tejiera con sus bellos hilos dorados para que
el sol volviera a apaciguar a la naturaleza. De esa manera, la muchacha pasaba
sus días cruzando la lanzadera de un lado para el otro y llevando los grandes
peines del telar para adelante y para atrás.
Cuando tenía
hambre, tejía un lindo pescado, poniendo especial cuidado en las escamas. Y
rápidamente el pescado estaba en la mesa, esperando que ella lo comiese. Si
tenía sed, entremezclaba en el tapiz una lana suave del color de la leche. Por
la noche, dormía tranquila después de pasar su hilo de oscuridad.
Pero tejiendo
y tejiendo, ella misma trajo el tiempo en que se sintió sola, y pensó que sería
bueno tener un esposo. Comenzó a entremezclar en el tapiz las lanas y los
colores que le darían compañía. Poco a poco, su deseo fue apareciendo: sombrero
con plumas, rostro barbado, cuerpo armonioso, zapatos lustrados. Cuando estaba
a punto de tramar el último hilo de la punta de los zapatos, el joven llegó a
su puerta, se quitó el sombrero y fue entrando en su vida. Aquella noche, recostada
sobre su hombro, la mujer pensó en los hijos que tendría para que su felicidad
fuera mayor.
Y fue feliz
por algún tiempo. Si el hombre había pensado en tener hijos, pronto lo olvidó.
Una vez que descubrió el poder del telar, solo pensó en todas las cosas que
podía tener.
“Necesitamos
una casa mejor”, le dijo a su mujer. Y a ella le pareció justo, porque ahora
eran dos. Él le exigió que escogiera las más bellas lanas color ladrillo, hilos
verdes para las puertas y las ventanas, y prisa para que la casa estuviera
lista lo antes posible. Pero una vez que la casa estuvo terminada, no le
pareció suficiente.
“¿Por qué
tener una casa si podemos tener un palacio?”, preguntó. Ordenó inmediatamente
que fuera de piedra con terminaciones de plata. Día tras día trabajó la mujer
tejiendo techos y puertas, patios y escaleras, y salones y pozos. Afuera caía
la nieve, pero ella no tenía tiempo para llamar al sol. Cuando llegaba la
noche, ella no tenía tiempo para rematar el día. Tejía y entristecía mientras
los peines batían sin parar al ritmo de la lanzadera.
Finalmente, el
palacio quedó listo. Y entre tantos ambientes, el esposo escogió para ella y su
telar el cuarto más alto, en la torre más alta. “Es para que nadie sepa lo del
tapiz”, dijo. Y antes de retirarse le advirtió: “Faltan los establos. ¡Y no
olvides los caballos!”.
La mujer tejía
sin descanso los caprichos de su esposo, llenando el palacio de lujos, los
cofres de monedas, las salas de criados.
Y tejiendo y
tejiendo, ella misma trajo el tiempo en que le pareció que su tristeza era más
grande que el palacio, con riquezas y todo. Y por primera vez pensó que sería
bueno estar sola nuevamente.
Solo esperó a
que llegara el anochecer. Se levantó mientras su esposo dormía soñando con nuevas
exigencias. Descalza, para no hacer ruido, subió la larga escalera de la torre
y se sentó al telar. Tomó la lanzadera al revés y, pasando velozmente de un
lado para otro, comenzó a destejer su tela. Destejió los caballos, los
carruajes, los establos, los jardines, los criados y al palacio con todas sus
maravillas. Y nuevamente se vio en su pequeña casa y sonrió mirando el jardín a
través de la ventana.
La noche
estaba terminando, cuando el esposo se despertó extrañado por la dureza de la
cama. Espantado, miró a su alrededor. No tuvo tiempo de levantarse. Ella ya
había comenzado a deshacer el oscuro dibujo de sus zapatos y él vio desaparecer
sus pies, esfumarse sus piernas. Rápidamente la nada subió por el cuerpo, tomó
el pecho armonioso, el sombrero con plumas.
Entonces, como
si hubiese percibido la llegada del sol, la mujer eligió una hebra clara. Fue
pasándola lentamente entre los hilos, con alegría, como un delicado trazo de
luz que la mañana repitió en la línea del horizonte.
Adaptado de
“La tejedora” de Marina Colasanti.
1.- En el
texto, ¿cuál de los siguientes rasgos caracteriza al esposo de la tejedora?
a) Es alegre.
b) Es paciente.
c) Es codicioso.
2.- ¿Cuál de
las siguientes alternativas presenta una secuencia de acciones que se ajusta
cronológicamente al contenido del texto?
a) El esposo de
la tejedora pidió un palacio – La tejedora destejió los jardines y criados que
pidió su esposo – El esposo de la tejedora le dijo a ella que faltaban hilar
los establos.
b) Un joven llegó
a la puerta de la tejedora – La tejedora usó hilos verdes para las puertas de
su nueva casa – La tejedora subió descalza la larga escalera de la torre.
c) La tejedora
tomó su lanzadera al revés – El esposo de la tejedora despertó por la dureza de
la cama – La tejedora sonrió mirando el jardín detrás de la ventana.
3.- ¿Cuál de
las siguientes afirmaciones se puede concluir del texto?
a) La mujer podía
tejer todos los alimentos que quería comer.
b) La mujer
decidió provocar la nieve mientras tejía el palacio.
c) La mujer buscó
evitar que se sepa sobre el poder de su tapiz.
4.- ¿Cuál es
la razón principal por la que a la tejedora “le pareció que su tristeza era más
grande que el palacio”?
a) Porque su
esposo se olvidó de la idea de tener hijos junto a ella.
b) Porque su
esposo la había aislado en la torre más alta del palacio.
c) Porque su vida
se redujo a tejer cada uno de los pedidos de su esposo.
5.- ¿Cuál de
las siguientes frases expresa la enseñanza principal del cuento?
a) “En la boca
del mentiroso, lo cierto se hace más que dudoso”.
b) “No todo lo que
se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama”.
c) “Cuando dos
personas desean lo mismo, se convierten en enemigos”.