Comprensión lectora Texto 4 Nombramiento docente 2018
Un conjunto de
documentos internos de la industria azucarera estadounidense (entre reportes anuales,
revisiones internas de investigación, correspondencia con investigadores, etc.)
fueron publicados en setiembre de 2016 en la revista especializada JAMA
Internal Medicine. El examen de estos archivos, junto con evidencia
relativamente reciente sobre los incentivos otorgados por parte de la industria
azucarera a académicos alineados con sus intereses corporativos, sugiere que
las últimas cinco décadas de estudios sobre la relación entre nutrición y
enfermedades cardiacas (incluyendo muchas recomendaciones actuales de
nutrición) han sido moldeadas por la industria.
Los documentos
muestran que un grupo comercial llamado Sugar Research Foundation, conocido hoy
como la Asociación Azucarera, pagó a tres investigadores de Harvard el
equivalente a 50 mil dólares actuales para publicar en 1967 una revisión de los
estudios sobre el azúcar, la grasa y las enfermedades cardiacas. El grupo del
azúcar escogió cuidadosamente los estudios que se utilizaron para la revisión y
el artículo resultante, publicado en la prestigiosa revista New England
Journal of Medicine, minimizó el vínculo entre el azúcar y las afecciones
al corazón, y difamó a las grasas saturadas.
Aunque el
tráfico de influencias develado en los documentos ocurrió hace 50 años,
informes más recientes muestran que la industria del azúcar continúa ejerciendo
su influencia en la ciencia de la nutrición. En 2015, un artículo en The New
York Times reveló que una conocida empresa de bebidas gaseosas había
otorgado millones de dólares como financiamiento a investigadores que
minimizaron la relación entre las bebidas azucaradas y la obesidad. En junio
del mismo año, la Associated Press informó que los fabricantes de dulces
estaban financiando estudios que aseguraban que los niños que comían dulces
tendían a pesar menos que aquellos que no lo hacían.
Las
revelaciones de JAMA son importantes porque muestran los orígenes de un
esfuerzo sostenido de la industria azucarera para manipular el debate, aún
vigente, sobre los daños relativos de los azúcares y las grasas en la salud. La
polémica empezó en 1960, cuando varios estudios comenzaron a señalar una
relación entre dietas altas en azúcar y enfermedades cardiacas. Al mismo
tiempo, un grupo de científicos comenzó a investigar una teoría rival que
establecía que las grasas saturadas y el colesterol generaban un mayor riesgo
de ocasionar enfermedades del corazón. Fue en este contexto que la Sugar
Research Foundation comenzó a hilar estrategias para mover el debate a su
favor. Los documentos publicados por JAMA muestran que en 1964 John
Hickson, un alto ejecutivo de la industria azucarera, discutió un plan con
otros miembros de la industria para influenciar a la opinión pública “mediante
estudios y programas legislativos”. Propuso contrarrestar los descubrimientos
alarmantes sobre el azúcar con una investigación patrocinada por la industria.
“Después podemos publicar los datos y refutar a nuestros detractores”,
escribió. En 1965, Hickson reclutó a los investigadores de Harvard para
escribir una revisión que desacreditara los estudios antiazúcar. Les pagó un
total de 6500 dólares de la época (que actualmente equivalen a 49 000 dólares).
Hickson seleccionó los artículos que tenían que revisar y les aclaró que quería
resultados a favor del azúcar. El Dr. Mark Hegsted, uno de los investigadores
de Harvard, tranquilizó a los ejecutivos azucareros: “Estamos muy conscientes
de su interés particular”, escribió, “y lo cubriremos tan bien como podamos”.
Según apunta
hoy un investigador de la Universidad de California, “la industria del azúcar
hizo algo muy inteligente en ese entonces. Los artículos que se dedican a
revisar varios estudios sobre un tema determinado tienden a darle forma a la
discusión científica sobre dicho tema, especialmente cuando son publicados en
una revista de gran prestigio”. De hecho, el artículo financiado por la Sugar
Research Foundation pudo haber jugado un rol importante como insumo en las
políticas de salud posteriores (tampoco pudo haber sido casualidad que, en
1978, el Dr. Hegsted se convirtiera en el director de nutrición del
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, donde ayudó a esbozar las
normas alimentarias oficiales de este país). Durante varias décadas, los
médicos animaron a la gente a reducir su ingesta de grasas, lo que ocasionó que
muchos consumieran alimentos bajos en grasa, pero con alto contenido de azúcar.
Hoy en día, estos alimentos son considerados por los expertos como un factor
clave para explicar la crisis de obesidad que se vive en varios países, tanto
ricos como pobres. Si bien en nuestros tiempos la discusión sobre el rol del
azúcar en la salud ha regresado a las primeras planas, la evidencia parece
apuntar a que, de no haber sido por la eficiencia de las tácticas de la
industria azucarera, podríamos haber ahorrado mucho tiempo en el debate.
Adaptado de https://www.nytimes.com/es/2016/09/14/.
1.- Entre los
siguientes hechos presentados en el texto, ¿cuál ocurrió primero?
a) El Dr. Mark
Hegsted llegó a convertirse en el director de nutrición del Departamento de
Agricultura de los Estados Unidos.
b) John Hickson y
sus colegas discutieron un plan con el objetivo de redireccionar la opinión
pública sobre los efectos que genera el azúcar en la salud.
c) La prensa
informó que algunas empresas financiaban estudios que aseguraban que los niños
que consumían dulces tendían a pesar menos que aquellos que no lo hacían.
2.- ¿Cuál es
el tema central de este texto?
a) Los efectos
negativos del azúcar en la salud.
b) El debate
científico sobre la industria alimenticia en EE. UU.
c) La
manipulación de información sobre los efectos del azúcar.
3.- En el
penúltimo párrafo, se presenta la siguiente cita:
“Estamos muy
conscientes de su interés particular”
¿En qué
consiste el “interés particular” al que se refiere la cita?
a) En procurar
que la opinión pública desconozca la relación entre el consumo de azúcar y las
enfermedades cardiovasculares.
b) En procurar
que el público reflexione sobre las decisiones de los empresarios vinculados a
la industria alimentaria.
c) En procurar
que el debate sobre los efectos del azúcar y las grasas en la salud siguiera
vigente.
4.- ¿Cuál de
las siguientes afirmaciones se puede concluir a partir de la información del
texto?
a) Mark Hegsted
fue nombrado en un alto cargo del gobierno estadounidense a pesar de que se
sabía que estaba involucrado en un caso de tráfico de influencias.
b) La
investigación de JAMA muestra que los azúcares generan un mayor riesgo
de ocasionar enfermedades del corazón que las grasas saturadas.
c) Los estudios
financiados por la Asociación Azucarera fueron publicados en una revista
prestigiosa para influenciar a la opinión pública.
5.- En el
texto, el autor afirma que la industria azucarera continúa ejerciendo hoy en
día “su influencia en la ciencia de la nutrición”, y menciona algunos hechos
para apoyar esta afirmación. ¿Cuál de los siguientes es uno de estos hechos?
a) John Hickson
propuso contrarrestar los descubrimientos alarmantes sobre el azúcar con una
investigación patrocinada por la industria.
b) Los
fabricantes de dulces financiaron estudios que aseguraban que los niños que
comían dulces tendían a pesar menos que aquellos que no lo hacían.
c) Un grupo de
científicos investigó una teoría según la cual las grasas saturadas generan un
mayor riesgo que el azúcar de ocasionar enfermedades del corazón.